Soledad, has perdido


La desesperación invade nuestros corazones, no se oye más que el ruido de nuestros pequeños pensamientos que se han vuelto a derrumbar, nos tapamos los ojos con las manos, las lágrimas empiezan a recorrer nuestros pómulos, sentimos ese contacto con nuestros sentimientos. Nuestra habitación se convierte en nuestro mundo, en un mundo pequeñito pero con el que tenemos mucha relación y nos encanta su compañía. Su particular aroma, rodeado de objetos con significado, nos invaden los recuerdos, el silencio es lo que más nos gusta. Es el único lugar en el que no habrá malas compañías, pero a veces, el miedo y el silencio, nos lleva a la soledad. La habitación se vuelve en tu contra, te deja atrapada horas y horas, hasta que te absorbe por completo y te vuelves extraña para muchos, tú misma no te reconoces. Tu forma de ver las cosas cambia, la música ya no puede sacarte de tus trances, ni siquiera ella, con la que te desahogabas y hacías matar tus penas. El reloj marca el tiempo, el tiempo que te gustaría paralizar, pero no podemos. Tu vida sigue, encerrada en aquellas cuatro paredes que sin darte cuenta, te están matando. Están ahogándote en recuerdos pésimos y melancolías, los sueños se convierten en pesadillas de las que no vas a poder despertar, hay que levantarse, volver a ver la luz con la que amanecías cada día. Sentir que has ganado a tu propio hogar, que sientes que estabas acurrucada y tenías miedo a salir de allí, cuando muchos están esperando recibir una sonrisa, porque la vida esta más cerca de lo que se cree, porque hay miles de personas, momentos y sonrisas que te van a hacer feliz, porque la vida sigue y hay que saber notarlo.
Levántate, sonríe y no vuelvas a derrumbarte.
 
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BY: Ferdinand Arjen
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