Tan fácil como desear que nevase una noche en el desierto,
tan sencillo como acostarse en la arena,
a la orilla del mar,
mirando al horizonte,
esperando al amanecer,
fue haberte encontrado.
Encerrado en una habitación,
arropado por la oscuridad,
me atormenta el pensar,
que no podré tenerte jamás.
No hay forma de escapar de este dulce tormento.
Oh mi reina del blanca nieves,
desde que te vi descender del cielo,
como un copo helado,
tan frío y distante,
me atrapaste,
me hipnotizaste.
Tengo miedo de terminar congelado por tu frialdad,
pero estoy dispuesto a morir por ti,
por que se que al final una llama desvanecerá el hielo que nos separa.
Oh mi reina del blanca nieves,
tan blanca y perfecta…
Abrázame,
no me despiertes de este sueño así no haya a donde correr,
solo déjalo terminar con un hermoso final,
así como en los cuentos de hadas en los que dicen que:
“vivieron felices para la eternidad”.
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