Alcé mi mirada frente a aquel acantilado al mar,
pensé en lanzarme al vacío,
para evitar mis recuerdos sombríos.
Tal vez no tenía buena memoria,
y quizás la buena memoria era la necesaria para poder olvidar…
Olvidar aquellos momentos que me causan pesar,
y recordar solo los bonitos segundos que contigo pude estar.
Dejé escapar un suspiro al viento y empecé a imaginar,
imaginar que volverías para conmigo estar.
Pero todo se desvaneció como un beso al aire,
como un abrazo al viento,
como un sueño cuando despierto.
Me pregunté: ¿Qué sería de nosotros si los recuerdos se gastaran?
Entonces… ¿Qué seríamos nosotros sin recuerdos?
No es fácil evitar imágenes, palabras u otras acciones del pasado,
pero aprendí que tampoco se puede vivir con fantasmas que siempre estén a tu lado.
Es por eso que ahora me siento preparado,
para hacer los malos recuerdos a un lado;
para dejar que nuevos recuerdos invadan mi mente,
y así un día no muy lejano los recuerde siempre.
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