"Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para salir a buscarlo". "Permiso denegado", replicó el oficial. "No quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemente ya esté muerto".
El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde, regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso: "¡Ya le dije yo, que su amigo había muerto! ¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿merecía la pena salir allá para traer un cadáver?"
Y el soldado, moribundo, respondió: "¡Claro que sí, señor!, cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: Jack... estaba seguro de que vendrías a buscarme.
Si tienes un amigo eres realmente afortunado. La amistad leal, sincera, desinteresada es un verdadero privilegio.
El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde, regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso: "¡Ya le dije yo, que su amigo había muerto! ¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿merecía la pena salir allá para traer un cadáver?"
Y el soldado, moribundo, respondió: "¡Claro que sí, señor!, cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: Jack... estaba seguro de que vendrías a buscarme.
Si tienes un amigo eres realmente afortunado. La amistad leal, sincera, desinteresada es un verdadero privilegio.
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