Abre las puertas de tu corazón a la alegría y envía la tristeza a un viaje sin retorno.
Tienes motivos mas que suficientes para estar alegre si piensas en lo que tienes y no en lo que te falta.
Haz un constante balance de todo lo positivo.
La intima alegría es tu inseparable amiga cuando te amas y estas consciente de tu inmensa dignidad: eres un hijo de Dios.
Camina en su amorosa presencia y serás capaz de sonreír incluso cuando el dolor te golpea y la tempestad arrecia.
Las penas son llevaderas cuando vives unido a Dios, cuando eres rico en fé, en esperanza, y amor.
La enfermedad y la vejez se viven con calma si el alma es fuente de refrescante alegría, alegría que nace de una vida serena.
Por eso decía Jean Nohain: " no se deja de reír al envejecer; se envejece cuando se deja de reír".
Comparte tu alegría con los que te aman, acreciéntala con el encanto de las cosas pequeñas, aliméntala con la bondad.
El milagro de estar vivo es por si solo un gran motivo para estar siempre alegre.
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