Una
noche fría, oscura, donde dos pequeños niños, esperaban la llegada de
un señor glotón, de barba de color plata, barriga inflada como un
tambor, vestido de rojo, lleno de sonrisas y muchos regalos. Pero estos
dos niños habían escuchado que para ellos, ya no era navidad, porque eran pobres y pertenecían a los niños de la calle.
Cada vez que iban de puerta en puerta, la gente no era cordial con estos dos pequeños, ni un pedazo de pan recibían, ni calor humano, puro desprecio, tan solo ser niños abandonados, pero muy adentro de estos dos seres, había la ilusión que era noche de navidad y todo podía cambiar para ellos.
Se sentaron en un árbol y solo veían al cielo, iluminado de la luz de las estrellas y solo ellos esperaban que llegara ese señor glotón que tanto esperaban y que escuchaban que en la noche de navidad siempre llegaba para los niños que se portaban bien y ellos sabían que se habían portado siempre bien, porque a pesar de que eran niños de la calle, no robaban, solo pedían de puerta en puerta.
La noche pasaba con altas temperaturas,
hacía mucho frío, no tenían con que cobijarse, pero abrazados los dos
niños se daban un poco de calor, cuando de repente escucharon unas
campanas, ellos no sabían de donde provenían, miraban a todas partes y
desde el cielo una estrella bajó y junto a ella un señor grande, de
barba plateada, con su hermoso trineo, se bajó junto a ellos y les
abrazó, la emoción invadían las caras de estos dos pequeños, sus rostros
de felicidad eran inevitables, sí existía esa esperanza, estaba pasando
en ese mágico momento para ellos.
El
señor grande y panzón les regaló muchos regalos, pero eso no fue
suficiente, también les dijo, que les tenía una sorpresa mejor, que como
eran niños tan buenos y tenían siempre en sus miradas la luz de la
esperanza, además de estos obsequios, les daba una familia donde los iba
a llevar en la noche de navidad, para que comieran, se vistieran y que
ahora en adelante no les iba a faltar nada y mucho menos el amor que
tanto ellos anhelaban, palabras que estos dos niños jamás iban a ser
olvidadas en sus memorias, porque así fue, todo lo que les dijo el señor
grande fue cumplido, ya desde ese momento tenían familia, amor, comida y
una futura educación, desde ahora sus vidas iban a cambiar gracias a la
luz de sus ojitos de esperanza.
Si
estos niños creyeron en cada sueño que deseaban, porque nosotros los
seres humanos no somos seres de fe, ni de sueños, la mayoría de las
personas se rinden, no luchan por sus propios sueños cuando en cada uno
de las personas hay un niño, ese niño que nos hace luchar, crecer y
alcanzar los sueños tan esperados ¿Por qué no creer como estos dos
pequeños de la historia? ¿Por qué ser tan incrédulos? ¿Por qué no tener
fe en lo que creemos? ¿Porque ser tan artificiales y menos humanos?
No soy quien para juzgar a nadie, solo lo hace el creador que esta arriba en el cielo, pero solo cambiemos un poco nuestra forma de pensar, para ser un mundo mejor, ayudando a nuestro prójimo.
Dando
comida a los mas necesitados, regalando sonrisas a la gente,
regalándonos nuestras propias sonrisas y creyendo en que los sueños
cuando se luchan, indudablemente sí se hacen realidad, no guardes tanto
el niño que tienes por dentro, déjate soñar un rato y ten siempre esa
luz de esperanza.
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